Discurso en ocasión de la puesta de una lápida
en Vizille (Isère) cerca de la casa donde vivió Albert Lebrun durante la Segunda guerra mundial
Final del discurso del Sr Patrice DAL MOLIN,
teniente de alcalde, encargado de la cultura
[…] Albert Lebrun venía a pasar sus vacaciones en Vizille. Pasa una temporada allí de nuevo en el verano de 1938 y la guerra comienza a dejarse oír el 19 de agosto. Un consejo de ministros tiene lugar en el castillo. En 1940, el mariscal Pétain recibe los plenos poderes y Albert Lebrun se retira. Que nos sea permitido proseguir con este esbozo citanto tres de los ocho párrafos que el Sr Eric Freysselinard, bisnieto del presidente Albert Lebrun, envió al SrAlain Berhault, alcalde de Vizille, en su carta de 25 de mayo de 2002.
« Albert Lebrun, que había pasado varios veranos en el castillo, cuando era presidente, se había refugiado en casa de su yerno, Jean Freysselinard, después de su negación a dimitir, que había llevado Pétain a hacer votar los plenos poderes para echarlo del poder. De 70 años de edad en 1940, pasó los años de la guerra en Vizille escribiendo un libro de memorias y viviendo cerca de su hija, su yerno y sus nietos. Paseaba incluso una vaca en el jardín de la casa, recordándose sus años de juventud en la finca de sus padres en Mercy-le-Haut en Meurthe-et-Moselle.
Durante el mismo tiempo, Jean Freysselinard, que dirigía la fábrica de la SAMA (piedras artificales de afilar), participaba en las acciones de las Fuerzas Francesas del Interior (FFI) en particular pasando mensajes y documentos entre Vizille y París, gracias a una carpeta en la que deslizaba documentos después de ser cerrada con oblea por los servicios alemanes. Hizo parte de los hombres detenidos en el patio del castillo pero por milagro no fue denunciado. Una lápida recuerda su participación en el comité de la resistencia bajo el nombre de LAIRI, en el muro de la escuela del Castillo. Albert Lebrun fue puesto bajo guarda por los italianos que, al irse, lo avisaron de que los alemanes les seguían y que sería preferible huir. Pero decidió quedarse. Fue secuestrado entonces por un grupo de S.S. a finales de agosto de 1943, por una razón desconocida, o para evitar que se marchara al África del Norte, o para constituir una reserva de rehenes para Hitler. En Austria, volvió a encontrarse con otros políticos de la Tercera República en cautividad pero cayó enfermo y los alemanes, temiendo por su salud, lo llevaron a Francia de nuevo después de unas semanas ».
La casa que ocupaba está situada muy cerca de este parque ; la visitarán quizá después y por eso bautizamos hoy el parque de la Gaffe « Parque Albert Lebrun ».
Me parece que el Sr Eric FREYSSELINARD tiene unas anécdotas que contarles.
DISCURSO DEL SR. ERIC FREYSSELINARD
Señor Alcalde,
Señor Vicepresidente del consejo general,
Señora Consejera general,
Señor Conservador del castillo,
Señoras, Señores,
Muchas gracias, Señor Alcalde, por haber organizado esta manifestación.
Soy muy feliz, muy emocionado, de estar aquí con ustedes, con la familia de Albert Lebrun, ya que éste tuvo un centenar de descendientes, con mi padre, mi tía, varios nietos de Albert Lebrun. Había lanzado hace unos años la idea de esta conmemoración, aquí en Vizille, pero también en París donde, hace unas semanas, inauguramos una lápida bulevar Beauséjour donde vivió.
Es muy emocionante estar aquí a unos metros de la casa donde mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo pasaron la guerra. Hoy, es una doble memoria que quisiera saludar aquí. Claro está, la memoria de mi abuelo, Jean Freysselinard, que dirigía la SAMA, y hace un rato estábamos hablando con un obrero de esta fábrica.
Era un hombre muy enérgico e inventivo que cazaba, en una época en que se seguía haciendo, la gamuza en la región y pescaba la trucha ; era un famoso pescador de truchas. En 1938, fue conducido a retomar esa fábrica que conocía graves dificultades y que pertenecía a unos primos alejados de su mujer. Toma la dirección así como otro establecimietno en Courbevoie. La retoma en unas condiciones difíciles. Ni siquiera puede otorgarse un salario en los primeros años y finalmente esta aventura dura 26 años, 26 años durante los que se pasa el tiempo aquí en Vizille. Después de la guerra, fue también presidente de la cámara de comercio y de las Vías de ferrocarril del Delfinado durante más de veinte años, primero designado por el prefecto por sus actos de resistencia y después reelegido por sus compañeros a la cámara de comercio. Iba mucho a esquiar al Alpe d’Huez y seguimos esquiando allí. Tenemos allí varios pisos y yo mismo compré uno allí hace unos años y estas vacciones al Alpe d’Huez son a menudo una ocasión para pararnos un momento en Vizille y pensar en todos esos recuerdos.
Mi abuelo formaba parte de las FFI. No había ido a la guerra al contrario de la guerra del 14-18 que había hecho y donde habída sido decorado. En el 40, dirigía una fábrica útil para la guerra y había sido mantenido en su puesto. Militaba en las FFI y creyó que su última hora había llegado cuando fue detenido. En el patio del castillo, había una ametralladora y, como todos los obreros de la fábrica conocían sus actividades, estaba convencido de que era el fin y, como era siempre muy inventivo, había imaginado saltar al arrroyo que estaba detrás para escapar nadando en el caso en que la ametralladora dispararía. Pero no pasó nada y no fue disparado.
Coincidencia, vino a instalarse a Vizille. Vizille era desde hacía unos años la residencia de verano de los presidentes de la República. Albert Lebrun, echado del poder en 1940, vino aquí porque era loreno y no podía volver a Meurthe-et-Moselle : era como una zona prohibida por los alemanaes, que habían retomado esta región; aquí él estaba en zona libre.
Entre los dos, entre el castillo y la casa, había una puerta de comunicación. Mi padre me dijo que había escrito “MH” (monumento histórico) pero era muy pequeño, pensaba que Albert (no sabá escribir) podía escribirse con una H, pensaba que era « Señor Halbert ». Ven Uds la relación entre el castillo y la casa por la puerta del Sr Halbert. El Sr Halbert que paseaba su vaca y no es una historia exagerada porque actualmente estoy investignando sobre él; durante años, entre las dos guerras quizá no cuando era presidente pero antes, había tenido funciones muy importantes, le gustaba, en Meurthe-et-Moselle, volver a tomar la labranza y un día reemplazó a un campesino que trazaba surcos en la tierra; esto lo había hecho durante toda su juventud; estaba destinado a retomar la finca familiar; es el azar de la Historia el que hizo que no retomara la finca de sus antepasados.
La Historia simplifica, la Historia caricaturiza también a veces. Albert Lebrun fue pues el último presidente de la Tercera República y la encarnación, la personificación de esta Tercera República que, con el retroceso del tiempo, ha sido criticada por su debilidad, criticada cuanto más por su debilidad que condujo al régimen de Vichy y a la derrota de Francia.
Su carrera, la recordaré brevemente porque hay una exposición en la mediateca, hay también un pequeño documento que he redactado con todos los elementos factuales de su vida. Era un alumno brillante pero que no estaba en absoluto destinado a la carrera que tuvo; fue notado por su maestro y su tía le pagó sus estudios, se fue al instituto de Nancy, aprendió el latín con el cura del pueblo el verano y después, aunque estaba retrasado, en muy poco tiempo fue el primero de su clase, siempre fue el primero de su clase (aunque pude mirar sus hojas de examen y nos damos cuenta a pesar de todo que le costaba algo la redacción pero para el resto era muy bueno).
Va a París y se casa con una chica de buena familia y empieza una carrera política mientras que estaba destinado a ser ingeniero de minas ya que salió primero de la gran escuela politécnica y primero de la escuela de minas.
Se lanza pronto a la política. A los 27 años, es consejero general de Audun-le-Roman, en Meurthe-et-Moselle. A los 29 años, es el diputado más joven de Francia. A los 35, es presidente del consejo general de Meruthe-et-Moelle y lo seguirá siendo hasta su elección a la presidencia de la República, o sea durante 26 años. A los 40, es ministro de colonias, ministro de la guerra, y, después, el 9 de agosto de 1914, parte a la guerra. Unas semansas antes, había perdido su puesto de ministro aunque seguía siendo diputado.
Había vuelto a ser simple ciudadano, simple diputado, pronto movilizado y el 9 de agosto de 1914 toma el tren para Verdun, donde es comandante de artillería, pero no les voy a decir que fueron condiciones atroces; ya era comandante, es algo, pero también era antiguo ministro de la guerra, y ¡me atrevo a pensar que tuvo relaciones más bien cordiales con los generales con los que estaba en contacto! Sus libretas de apuntes que dejó de aquella época lo muestran bien.
¿Era Albert Lebrun un político ?
Era ante todo un ingeniero, un econmista y un loreno. Al final de su vida, su mujer y su hija decían que habría podido ser un gran ingeniero general de minas. Porque de hecho la política no necesariamente dejó grandes recuerdos en la familia con todo lo que ocurrió. Y en 1948, dos años antes de su muerte, pronunciaba aún una conferencia sobre la siderurgia lorena. Le apasionaban la técninca, la economía y Lorena.
Todos los tiempos fuertes de su carrera lo muestran. Era ministro de colonias. Hoy esto ya no tiene el mismo sentido. En aquella época, las colonias, eran edificios que había que construir, tierras que había que roturar; militó mucho por la mecanización porque la gente de las colonias trabajaba en condiciones atroces. Entre las dos guerras, Albert Lebrun es el referente del el mundo de las clonias. Tiene muy benas relaciones con Lyautey. Escribe numerosos artículos sobre colonias, es verdaderamente el gran especialista de las colonias francesas ; viaja mucho al África.
Es un ingeniero y un economista que trabaja por los colonias.
Después de la guerra, es ministro del bloqueo y las regiones liberadas, denominación propia de aquella época; no hubo otro ministerio llamado así desde aquella época. Se trataba de construir el bloqueo para aislar a Alemania y al mismo tiempo reconstruir las regiones liberadas. Las regiones liberadas, eran esencialemtne sus regiones, era el norte de France; dedicó a esta tarea toda su energía. Financiero, economista, es designado por Poincaré entre las dos guerras como presidente de lo que se llamó en aquella época la caja de amortización. La caja de amortización era una caja que debía solucionar los problemas de endeudamiento de Francia garantizándolos sobre los recursos del tabaco y gracias a ello la política del franco fuerte y la reconstrucción de la economía francesa fueron posibles.
Finalmente, cuando se mira, con el tiempo, aquel período durante el cual fue presidente de la República (incluso fue elegido dos veces presidente de la República) no es sin duda el período más fuerte de su existencia. Es el período por supuesto que dejó más recuerdos en la famlia, es el período para el que es conocido hoy día, era una época grandiosa. Pero en el fondo no es el período que más le agradó porque era un perído muy difícil; la crisis de 1929, los escándalos, la jornada insurrecional del 6 de febrero de 1934 con las ligas de extrema derecha que quieren tomar el poder, el Frente popular (no era favorable al Frente popular; era un centrista pero acepta el sufragio universal y nombra a Léon Blum a la cabeza del gobierno, pero no hace nada par bloquear la evolución del Frente popular; ya era la ‘cohabitación’, por cierto lo dijeron mucho en la época de Mitterrand, como primer ejemplo de cohabitación), y después la subida del nazismo, lo que para un loreno era terrible.
Por su ponderación, sus consejos, pienso que hizo mucho para apaciguar las tensiones de aquel período, pero era prisonero de las institucinoes. El Elíseo se comparaba a menudo en aquella época a una cárcel, a una prisón porque el presidente de la República no tenía poderes. Los pocos poderes que tenía habían sido perdidos y discreditados los años anteriores; el presidente de la República Millerand había sido tentado de intervenir en política pero había sido obligado a dimitir. El presidente de la República por definición no podía hacer nada porque, si hacía algo, era por sus conjesos y sobre todo era importante que no se supiera. Era muy diferente del período que vivimos ahora bajo la Quinta República.
Albert Lebrun era un moderado. Estaba considerado por cierto curiosamente como de derechas en París y un poco de izquierdas en Meurthe-et-Moselle. En Meurthe-et-Moselle, se oponía a la familia Wendel, a los grandes industriales ; defendía al pueblo ; estaba considerado como un progesista. En París, esta clasificado a la derecha.
Con la iglesia católica, tuvo también relaciones equilibradas porque votó la ley de separación de la Iglisia y el Estado ; fue criticado por eso duramente por las ligas católicas extremistas. Era medianamente practicante como lo eran los hombres en aquella época. Pero su mujer era muy piadosa. Su mujer, durante la guerra, iba todos los días a la pequeña capilla cerca de aquí, en el Peaje de Vizille. Esta capilla sigue allí. ¡Se podría poner otra lápida allí por cierto!
Era un hombre de una gran bondad. Era muy justo, muy querido de sus contempóranos. Era una época en la que el presidente de la República no tenía poderes, donde el presidente de la República desempeñaba un poco el papel de la reina de Inglaterra, del presidente italiano, quizá, más aún de la reina de Inglaterra. En una foto de la época, que representa a los nietos que por cierto están aquí, para varios de ellos, se lee la leyenda “los hijos de Francia”; no era muy extraño en aquella época; hoy día, los hijos del presidente de la República no se les llamaría así. Había este aspecto un poco monárquico, bastante curioso. Era muy querido también porque era muy sencillo. Sus viajes mostraban que la presidencia de la República no le había subido a la cabeza y que había guardado toda su sencillez.
Sencillez casi demasiado fuerte, casi nunca se puso en valor, en escena, cuando tantos hombres ilustres en la Historia de Francia exageraron su papel, desesempañaron un gran papel pero lo exageraron, se pusieron en escena pero él siempre hizo todo lo contrario. Quizá había hecho menos pero lo que hizo, no quiso nunca mostrarlo, echarlo a la luz y las memorias que ha escrito durante la geurra son muy sucintas y por cierto había dudado mucho antes de escribirlas pero bajo la presión de sus amigos aceptó precisar algunos acontecimentos.
Era por fin un loreno; un ingeniero, un economista y un loreno, profundamente marcado por las exacciones alemanas. Sufrió terriblemente en 1940 cuando vio a los alemanes llegar, cuando vio a los militares que no querían luchar y cuando vio las maniobras de Laval, Laval que trajo a Pétain, Pétain, que fue designado por Albert Lebrun, sobre la recomendación de Paul Reynaud, en una época en que nadie podía imaginar que Pétain pediría el armisticio en las condiciones en las que lo pidió y sobre todo con el saludo de Montoire y que colaboró inmediatemamente con los alemanes.
Él hubiera preferido que no se firmara el armisticio y que se siguiera el combate en el África del Norte. Era favorable a este viaje al África del Norte, pero Laval con sus maniobras y mentiras lo hizo todo para impedirlo.
El voto de los plenos poderes a Pétain borra a la figura del presidente de la República mientras que había sido elegido hasta el 1946; el voto de los plenos pdoeres fue decidido por los parlamentarios, solos en poder votar los plenos poderes; el presidente de la República no tenía derecho a asistir. Se habla a menudo de los 80 que no votaron los plenos poderes pero hubo 569 parlamentarios que los votaron. Fue toda la clase política la que se suicidó. A la izquierda, incluso gente como Léon Blum, sin duda aterrorizados porque las amenazas de muerte eran terribles, se callaron durante esos debates. A la derecha, unos callaron por debilidad, otros, estoy seguro, por deseo de cambio porque en 1940 hay que imaginar cómo eran las cosas, muchos pensaban que Pétain podría hacer que se recobrara Francia después de todos esos años de exacciones y escándalos (el escándalo Stavisky, etc.). Sencillamente, lo que hubiera podido incitar a la prudencia, era el personaje de Laval y por cierto Lebrun lo sintió desde el principio y avisó a Pétain contra Laval.
No vuelvo sobre lo que ya se ha dicho, pero Albert Lebrun fue vigilado aquí por los italianos. Los italianos que por cierto ejercían una presión bastante amistosa, le avisaron de que los alemanes iban a llegar y en efecto los alemanes llegan pero Lebrun se niega a irse, se niega a ceder, se queda y un día los alemanes llegan a toda velocidad, dos coches de S.S., unos diez hombres. Quieren llevárselo, Lebrun toma su tiempo, hace sus maletas, saluda a su mujer, a sus hijos y nietos y finalemente se van. Llegan los gendarmes y no se sabrá nunca lo que pasó, ¿fueron avisados o fue una casualidad que se cruzaran con los S.S.? Albert Lebrun decía que fue una suerte porque los gendarmes no habrían podido hacer nada para detenerlos. Van a coger a André François-Poncet, que había sido embajador de Francia en Alemania y que vivía en una ciudad próxima y juntos va a encontarse en Alemania, donde estaban también Léon Jouhaux, gran jefe de la CGT de la época, Borotra, Daladier, la mayoría de los políticos de la Tercera República que habían sido detenidos por Hitler por razones, como decía hace un rato, misteriosas pero sin duda para que la clase política se quedara tranquila y no le impidiera avanzar.
Hoy, con la familia, con los habitantes de Vizille que están aquí, y algunos conocieron todos aquellos acontecimentos, soy muy feliz de haber podido evocar ante Uds esta carrera excepcional, animada del sentido del deber cumplido que habitó siempre a Albert Lebrun.